martes, 25 de septiembre de 2007

Preparando el viaje a lo desconocido

El viernes 28 salgo caminito de Lyon, en coche; ¡ya me diréis si no son kilómetros (aprox. 1300)!. Llegaré a mi residencia el sábado a medio día y ya tengo habitaciones que visitar: otra española (de Sevilla; Rocío se llama, ¡qué raro! ¿no?) y mi "madrina" (Charlotte). Tendré que dejar todo arreglado y bajar a Lyon (porque estoy como a media hora, en un pueblecito pequeñito) para conocer a la familia de unos amigos míos (mis segundos padres vaya) para contar con alguien en caso de tener problemas (Dios quiera que no, pero...¡nunca se sabe!).
Esta semana estoy a tope, despidiendo a gente, visitando familia, ultimando papeles (que seguro que alguno me falta o alguno no me es útil y he perdido el tiempo...) y organizando la maleta.
Nunca pensé que mi coche no daría a basto con tanto cachibache, pero lo cierto es que mi padre y yo nos vamos como una prendería, ¡joder!¡ni que nos fuéramos a pasar el estrecho de Gibraltar!.
Estoy deseando irme para cambiar mi vida (y si no, para darla un buen giro), pero una pequeña parte de mí me dice que me dejo a grandes amigos en el camino, lo cierto es que me da pena, no me gustan las despedidas...pero luego pienso: "Ana, por Dios, ¡que sólo te vas para un año!", y claro, luego me contradigo "Sí, pero un año, es TOOOOOOOOOOOODO un año".
Dicotomías sentimentales aparte, estoy contenta. Aunque sólo sea porque guardo la enorme satosfacción de que si todo sale según lo previsto...me voy niña-estudiante y vuelvo adulta-veterinaria.
"Con la venia, su Señoría".
Adelante letrada.