Viaje a través de los Alpes (I): Lyon-Ginebra-Lausanne

Aquí comienza mi aventura de 4 días hacia Suiza, a visitarla y a ver a Ysus.
Salí el jueves a eso de las 3 de Lyon, y todo fue normal hasta Ginebra...salvo que nunca imaginé que durante el trayecto me quedara embabiada con el paisaje que se extendía ante mí (lo grabé y todo! es que era preciosísimo...disculpad el pulso, lo de grabar con el vaivén del tren no es lo mío ;)).

En Ginebra cambié de tren para enganchar con otro que me llevara a Lausanne, la ciudad en la que vive Ysus.



Aquí os dejo un mapita con los diferentes cantones de Suiza y las situaciones de las ciudades que visitaréis con nosotros, a través de este pequeño recopilatorio virtual.
Lo dicho, que estaba yo en Ginebra para cambiar de tren y tuve que pasar por la aduana, que en un principio pensé que había otro camino, pero no: OBLIGATORIAMENTE, así que...buah, qué chorrada, ni me miraron, debo tener cara de no poner bombas y eso ;).

De camino a Lausanne en tren...bueno, no puedo describiros lo bonito que es aquello, de verdad, hay tanto color verde que asusta, las montañas son enormes (a ver, son los Alpes) y el viaje es de lo más agradable porque discurre a las orillas del lago Léman. Cuando llegué allí Ysus estaba para recogerme así que...decidimos que aunque llevaba la mochila conmigo que aprovecharíamos el día para ir a ver el lago y ya de paso el Parque olímpico. Y así fue. Caminamos a la orilla del lago, pasamos por el puerto (y aproveché para hacer unas fotillos a los veleritos y a los catamaranes, madre mía lo que hubiera disfrutado mi padre con estas cosas!). Cuando llegamos al final del camino, nos pusios en la orilla, a tirar piedrecillas para ver si botaban sobre el agua; Ysus decidió que era buena idea descalzarse y mojar los pinrreles en el Lago, yo no lo imité, pero también me senté a la orilla. Allí había una parejilla, bastante maja, que se había llevado hasta una cachimba para fumar 8qué bien se lo monta la gente coño).

Salimos de allí camino del parque olímpico, y allí nos topamos con un parque de niños, y nos columpiamos!!! buah, hacía tanto tiempo que no jugaba a ser niña que casi ni me acordaba!. Continuamos camino a través del bosquecillo (porque allí no son parques, no no, son bosques, qué de verde!) y e dediqué a leer los carteles, algunos de ellos curiosos, como el de prohibido tener los perros sueltos en la época de verano (no te jode, en invierno quién va a bajar a pasar frío con los niños!). En el parque olímpico hay algunas cosillas graciosas, como las referencias de los récords mundiales de salto de pértiga, lanzaiento de peso (cómo pesan las putas bolas esas, y parece que no eh? pero en la tele lo hacen tan fácil que uno piensa que están lanzando una bolita de papel) y el de altura. Hay estatuas de grandes corredores y también una columna en la que están escritos todos los juegos olímpicos desde que se iniciaron.

Salimos de allí, ya era tarde, y cogimos el autobús, o más bien el trolebus, que...bueno, estas cosas e resultan curiosas, porque allí llevan otro trolebus remolcado. Compras el billete y te lo guardas, ni lo enseñas (a no ser que el revisor te lo pida) y cuando el trole se para, das al botón, abres la puerta y pasas por donde quieras, no hace falta ni verle la cara al conductor!!.

Allí se habla francés, auqnue yo en el autobús oía de todo, inglés, alemán, español, algún italiano y árabe...joder! alguien da más!. Llegamos a casa de Ysus, un apartamentito de 30 metros cuadrados, con suelo de parqué y muy acogedor la verdad. Preparamos la cena y a dormir se dijo. Cómo cansa viajar madre!.



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