lunes, 12 de mayo de 2008

Viaje a través de los Alpes (IV): Sion-St. Léonard-Montreux

El cuarto día comenzó tan temprano como el tercero. Esta vez el viaje fue orientado a ver uno de los lagos subterráneos más bonitos (y el más largo de Europa) sito en St Léonard, en uno de los pueblecitos de la parte más pegada a Italia (cantón inferior del mapa de "Suiza (I)"; está en la parte más a la derecha, un poquito de geografía Suiza!, a la derecha de Sion).

Todo empezó por un libro de ofertas de viaje que cayó en nuestras manos el día anterior, y que ciertamente ninguno sabíamos que existía...la foto nos llamó la atención, el precio también...así pues nos pusimos rumbo a St Léonard. Para ello debíamos cambiar de tren en Sion, la ciudad más próxima (y tanto: 5 minutos en tren!). Allí nos tomamos un cafetillo y un bollo (esta vez hablaban en Italiano...).Al llegar allí nos sorprendimos, porque literalmente estábamos en mitad de los Alpes, al más puro estilo de Heidi, y gracias a Dios que nos encontramos con una amable chica que nos indicó cómo ir hasta el Lago.

El Lac-souterrain estaba como a un kilómetro de distancia de la parada del tren. Al llegar, descubrimos un pequeño sitio, con un barecillo y una pequeña tienda en la cual compramos las entradas. Nos dijeron de esperar 10 minutos a la siguiente visita y así hicimos.

Había bastante gente, pese a estar en un recóndito lugar, entre ellas sudamericanos y japos (que estos últimos están en todos los lados). Uno de los niños sudamericano se entetuvo un poco tirando los vasos a la basura mientras su familia iba a ponerse a la cola, y cual no sería la desesperación del niño que gritó un angustiado "Espérenme". Por supuesto nos reímos, ya que la familia no lo iba a dejar allí abandonado y se encontraba a menos de 10 pasos de él.

Descendimos por una empinadísima escalera y llegamos a nivel del agua, ahí fue donde nos pusimos el jersey pues la cueva estaba a bastante menos temperatura y además caían gotas de agua filtradas de las rocas desde el techo. Nos ayudaron a meternos en las barcas y alehop! el guía nos preguntó que en qué idioma nos hablaba y...alemán, francés, inglés (toma ya! casi se me olvidaba que estábamos en Suiza!). Nos contaba, a la vez que remaba, la profundidad del lago, a qué temperatura estaba el agua, las subvenciones que habían recibido y el cómo fue descubierto. En realidad yo lo tenía de fondo, pues me hallaba absorta en una borágine fotográfica digna del más famoso de los fotógrafos, pues...¿cómo sacar fotos en un sitio que apenas está iluminado? y lo mejor de todo: ¿porqué la cámara no carpta lo que mis ojos ven?. En definitiva, que tras sacar unas 40 fotos, válidas son solo unas pocas (probé de todo eh? con flash, sin flash, modo noche...).

La visita sólo duró 30 minutos, por lo que teníamos toodo el día para visitar más cosillas. Tras salir, nos paramos en la tienda y compré unas postales, por eso de no irme sin una buena foto de allí (qué frustración!).

Decidimos que lo mejor sería ir a Montreux y visitar el "Château de Chillon", situado en la orillita del Lago Léman (en la misma orilla que Lausanne pero mucho ás lejos claro). Así pues, esperamos al tren y nos bajamos en Montreux, hechamos a andar hasta la orilla y JAJAJA había una especie de muñecos hechos de plantas, que una vez cerca, me doy cuenta de que son los personajes de "Ice Age"!. Andamos por la orilla, esquivando gente y apareció ante nosotros una estatua, que convenientemente Ysus me dijo que era Freddy Mercury. Sí, como lo oís, resulta que le han homenageado así porque él grababa parte de sus canciones en mitad de las montañas y le gustaba mucho Montreux, de forma que los últimos meses de vida los pasó allí. Tb vi dos Ferrari negros, a cada cual más bonito (parece que el viaje me ha brindado la oportunidad de evaluar el mercado de coches de lujo!).

Tras el impacto de la nueva noticia (por mi) de esta parte de la vida de Mercury continuamos por la orilla hasta pararnos en un pequeño embarcadero, más alejado de la gente que antes, donde comenzamos a comernos los fantásticos bocadillos de tortilla francesa con jamón y queso que prudentemente habíamos hecho por la mañana. Yo me deleitaba con el paisaje mientras Ysus compartía su bocata con dos amistosos patos que nadaban por allí (ciertamente no se quién se aprovechaba de quién). Fuamnado me hallaba cuando una divertida familia se paró en el embarcadero de al lado, y cual fue mi sorpresa que iban acompañados de dos perros labradores a los cuales les lanzaban al agua un palo, y ellos, contentísimos, se lanzaban a por él para traérselo de nuevo a la orilla.

Tras el receso continuamos andando hasta el castillo. Allí, la que escribe, se volvió a cebar a hacer fotos (las podéis ver directamente, hablan por sí solas). Después...coo el día barruntaba (y olía) a lluvia, cogimos el tren hasta Lausanne. Nos tocó esperar 50 minutos, por lo que yo me puse a hacer sudokus en lo alto de una escalera y Ysus a hacer más fotos (de todo lo que se movía (animales que volaban, nadaban o simplemente andaban por allí) y del paisaje), hasta que vino y me dijo que le quitara la cámara que sino era un peligro.

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De camino a Lausanne hablamos poco, nos vino el bajón del cansancio. Caminito de casa. Nos esperaba una tarde al más puro estilo de domingo: sofá y peli. Le puse la peli de "Mimzy: más allá de la imaginación", pero me dormí casi al final (qué siesta más rica madre!). Después a cenar (en abundancia, todo se ha de decir) nos vimos otra peli: "Fracture" de Antonie Jopkins, que a Ysus le flipó ;).

A dormir se dijo, que al día siguiente volvía a la horrible rutina. Abandonaba Suiza...

Volveré, de eso no me cabe duda. Os aconsejo que la visitéis.

2 comentarios:

--> Aredhel <-- dijo...

esto... y el los otros días...???? jajaja. estoy desenado leerlos y ver más fotos!!
qué estampas más bonitas tía, está claro que Suiza es uno de mis futuros viajes. mientras tanto espero que tengas montones de fotos más para recrearme con el paisaje.
me alegro que lo pasárais tan bien!!

un besazo niña

Unknown dijo...

Que envidia!! Hace mucho tiempo que estuve y desde entonces ya quería volver... Me han gustado mucho tu relato y el audiovisual de tu periplo por Suiza, ha sido casi como si me lo hubieses contado tomando un té en la calle del Pez. Me alegro de que lo pasases tan bien. Muchos besos y un abrazo fuerte.